martes, 2 de diciembre de 2008

Breve Historia Del Cine De Terror

El cine de terror sigue siendo uno de los favoritos del público y es que, como mencionábamos anteriormente, el Humano es un ser complejo, con gustos extraños entre los que se encuentran el ser asustado.
La necesidad de sentir miedo, sudores fríos y taquicardias lo han llevado a utilizar medios como el cine para generar estas reacciones tomando el lugar de las noches de cuentos de horror alrededor de una hoguera, como en los viejos tiempos.
Cuando vemos una buena cinta de terror dejamos escapar todas nuestras tensiones que la vida cotidiana a veces más terrorífica que cualquier película de espanto que veamos.
El cine de Terror nace como género cinematográfico a la par de otros géneros emblemáticos del séptimo arte como el Western y la Comedia y sus orígenes se remontan a los primeros años del siglo XX en, no podría ser de otra manera, Europa, concretamente Alemania.
Ahí se realizaron algunos de los primero Hits de la historia como El Golem (Der Golem Wie Er In Die Welt Kam) (1920) una adaptación que Paul Wegener realizó de la novela de Gutav Meyrink así como Nosferatu (1922) cinta en la que Friederich W. Murnau realiza una adaptación libre del Drácula de Bram Stoker al no poder conseguir los derechos de la misma.
Hacia la década de los 30’s el cine de terror comienza a tomar forma e invade Hollywood, ahí los productores, en especial los de Universal Pictures, visionaron los alcances del género en el ámbito popular y lanzaron una serie de películas donde revivieron personajes literarios clásicos como Frankenstein, Drácula, El Hombre Invisible, El Monstruo De La Laguna, El Hombre Lobo, entre otros.
Así estos monstruos pulularon las pantallas de plata durante más de una década con rostros legendarios como los de Boris Karloff, Bela Lugosi, Lon Chaney Jr., entre otros, hasta que el género vivió una pequeña crisis a mediados de la década de los 50’s ya que los temores de la gente de la época se hicieron mas complejos y los monstruos clásicos comenzaron a sentirse avejentados.
Aprovechando esto, la productora Británica Hammer Filmes decidió reelaborar estos mitos y darles un toque modernista, agregando mas dosis de violencia y erotismo, de esta época el rostro más reconocido fue el de Christopher Lee, quien encarnó a casi todos los seres de la vieja guardia. Mientras tanto, en Estados Unidos comenzó a surgir una camada de realizadores que se alejaban cada vez más de los convencionalismos para brindar al público nuevas dosis de miedo.
Adaptándose a los temores modernos y con el nacimiento del asesino psicópata cinematográfico a principio de los 60’s, concretamente con la cinta Psicosis (1960) de Alfred Hitchock, el cine de terror buscaba nuevos terrenos donde sembrar la semilla del miedo en las nuevas generaciones que, ávidas de nuevas experiencias, buscaban un escape a su cotidianeidad.
Así nacen cintas que marcaron de muchas maneras y tendencias a los espectadores y, desde luego, al género, moldeándolo hasta convertirse en lo que ahora conocemos, ejemplos como La Caída De La Casa Usher (Roger Corman, 1960),The Innocents (Jack Clayton, 1961), The Haunting (Robert Wise, 1963) y The Birds (Alfred Hitchock, 1963) que inauguró las cintas sobre ataques de animales contra el hombre, son cintas que marcaron a las nuevas generaciones de cineastas.
A finales de los 60’s, concretamente en 1968, un año lleno de cambios y nuevos aires, se realizan dos cintas claves del género, la primera una primigenia y terrorífica cinta titulada La Noche De Los Muertos Vivientes dirigida por un joven director con más ganas que recursos llamado George A. Romero.
Con un presupuesto de 114 mil dólares, Romero aterrorizó a una audiencia que fue sorprendida con está cinta sui géneris y de la cual aún muchos que la han visionado tienen horrendos recuerdos, en el buen sentido de la frase, además de revolucionar argumentalmente el cine de la época La Noche De Los Muertos Vivientes se convirtió en todo un fenómeno que aún repercute en la cinematografía actual.
La otra cinta que revolucionó el cine de horror en ese maravilloso 1968 fue Rosemary’s Baby (conocida en México con el original nombre de La Semilla Del Diablo) y dirigida por el Polaco Roman Polanski, basada en la novela de Ira Levin, Rosemary’s Baby inició una serie de películas en las que el terror ya no venía del espacio exterior o de seres de ultratumba, sino del mismo infierno.
Luego del nacimiento y la primera señal de debilitamiento a mediados del siglo XX, el cine de terror pareció tomar nuevos bríos para instalarse de manera más contundente en la memoria colectiva y repercutir de manera decisiva en los nuevos realizadores. Concretamente es 1968 un año importante para el género con el nacimiento de dos cintas de vital importancia como son La Noche De Los Muertos Vivientes (George A. Romero) y El Bebé De Rosemary (Roman Polanski)
Mientras que la primera es un primitivo ejercicio de estilo realizado con el ingenio que la falta de presupuesto económico suele crear, la segunda era una elaborada y estilizada historia en la que su director hace una alegoría a la amalgama entre la inocencia y la maldad más pura.
En esta cinta el horror viene de la figura más cándida, más dulce, esa de la cual uno nunca se imaginaría que naciera el enemigo número uno de la humanidad, el mismísimo Satanás. Con el enorme éxito de las cintas de Romero y Polanski comenzaron a gestarse películas con un nuevo tipo de horror, más ligado al Gore y a lo demoníaco en la que los personajes se encontraban de repente en una vorágine de terror y angustia.
El primero, el Gore, se refiere al cine en el que la violencia, la sangre y las viseras suelen convertirse en elemento clave dentro de la cinta, si bien es cierto este sub género no es del gusto de todos, no hay que perder de vista que el buen Gore tiende a los excesos y es un género muy relativo, incluso hay quien considera a La Pasión De Cristo (2004) de Mel Gibson una cinta Gore por el exceso de violencia y sangre mostradas.
De esta tendencia del cine sangriento, duro, sin concesiones, oscuro y retorcido nacen cintas emblemáticas del género durante los siguientes años, siendo la más representativa La Matanza De Texas (1974) del director Tobe Hooper y cuyo título original (The Texas Chainsaw Massacre) hace referencia a la sierra de cadena utilizada por Letherface (cara de cuero) para desmembrar a sus víctimas.
Curiosamente la cinta de Hooper, realizada con la ridícula cantidad de 14 mil 200 dólares y un grupo de amigos, no tiene excesos de violencia o visuales, pero la sola idea de ser descuartizado de esa manera es lo suficientemente espantosa como para considerarse una de las grandes joyas del cine de terror y una de las cintas más redituables de la historia.
No obstante el mensaje de la cinta, muestra del desprecio por la sociedad marginada e inadaptada de los Estados Unidos dejada de la mano de Dios y que utiliza al prójimo como alimento, es lo que trasciende de manera viceral la conciencia colectiva, mas aún tratándose de una historia cimentada en hechos reales, Letherface está basado en Ed Geine uno de los asesinos psicópatas “reales” más conocidos.
Por el otro lado la tendencia hacia el cine demoníaco iniciado por El Bebé De Rosemary se convirtió en todo un subgénero que dominaría los siguientes diez años en los que el príncipe de las tinieblas tendría un papel importante en cintas como La Profecía (Richard Donner, 1976) y la cinta considerada como una de las más espantosas de la historia: El Exorcista (William Friedkin, 1973) Basada en la novela homónima de William Peter Blatty, el Exorcista plantea de manera cruda la encarnizada lucha entre el bien y el mal en la figura de una inocente niña poseída por un ancestral demonio de nombre Pazuzu y contaba con algunos de los efectos visuales y de sonido más espectaculares que, a la fecha, siguen causando terror a quien visualiza esta perfecta pieza de terror. Alejandose de los demoníaco, mas no de los sobrenatural, en 1976 el director Brian de Palma realiza Carrie, adaptación al cine de la primera novela de Stephen King, en la que realiza una alegoría a la inocencia y la pérdida de esta, convirtiendo a una inocente y tímida niña-mujer en una asesina despiadada que al no aguantar mas las burlas de sus compañeros decide tomar justicia por su propia mano de manera sangrienta.
Llena de referencias religiosas y sexuales, así como uno de los finales más cardiacos de la historia, Carrie se convirtió en un éxito mundial que llevó a las salas de cine a personas que buscaban un nuevo tipo de terror, aunque hoy podría estar un poco pasada de moda, esta cinta sigue causando, entre los que la visionan esa sensación de angustia tiene desde el día que se estrenó.
No obstante estas cintas de horror comerciales y buena factura comenzaron a surgir realizadores que con más ganas que recursos económicos hacían sus esfuerzos por llevar a la pantalla su particular visión del miedo, el caso de Tobe Hooper y su Masacre De Texas no fue un caso aislado, ya que por esa época comienzan a surgir cintas de manufactura similar que pronto vuelven a debilitar al género.
A finales de los 70’s se hace la luz, o la oscuridad, y surge de entre las tinieblas un nuevo tipo de terror que salpicaría de sangre las pantallas del orbe con una serie de personajes que aterrorizarían a una nueva generación ávida de un nuevo tipo de terror: el Slasher.
Durante los 70’s el cine de terror vivió cambios importantes que aún hoy en día siguen repercutiendo, en las carteleras comenzaron a aparecer cintas de muy buena factura y otras mas apegadas a causar miedo desde una perspectiva más primitiva.
Hacia finales de esta década surge otro tipo de terror, concretamente 1978 es el año de Halloween, piedra angular del género en la que el director John Carpenter pone el terror esperando detrás de la puerta de nuestra propia casa, así nace Michael Myers el primer psicópata con pacto con el diablo y que fue el primer asesino que se levantaba después de ser acuchillado, golpeado, disparado, electrocutado, y un largo etcétera, siempre implacable con su gran cuchillo de carnicero que da nombre a este subgénero: el Slasher.
El Slasher hace referencia onomatopéyica al cuchillo entrando a la carne y Halloween inaugura esta tendencia hacia cintas en las que los protagonistas son jóvenes que son asesinados uno a uno por un homicida despiadado, cintas llenas de sangre, violencia y altas dosis de sexo.
Este subgénero toma partido durante toda la década de los 80’s con cintas de dudosa calidad como Viernes 13 (y sus interminables secuelas), Cumpleaños Sangriento, San Valentín Sangriento entre muchas otras en las cuales los festines de sangre y desnudos gratuitos eran los principales atractivos, de esta época sobresalen, no obstante, ciertas películas que logran salvar el género durante esta parte de su historia con un buen número de sustos,
En 1979 y valiéndose de una serie de recursos que nada tenían que ver con lo económico, sino mas bien apegados al ingenio, el director Ridley Scott nos adentra en el terror a millones de años luz de la tierra en Alien, subtitulada en México como Alien: El Octavo Pasajero.
Mezclando ciencia ficción y el terror más puro, Scott realiza con Alien un análisis de los miedos del ser humano en un ambiente claustrofóbico en el que no había para donde correr y cuya frase publicitaria encerraba todo el meollo del asunto: En el espacio nadie te oye gritar.
Con una mezcla de trucos fotográficos y de maquillaje, Landis realiza la que sigue siendo considerada como la mejor transformación de un hombre lobo de la historia del cine, en una época en la que los efectos digitales eran cosa del futuro, e instala dicha escena en la imaginería colectiva, algo nada sencillo.
En 1984 y con un despliegue de horror onírico, el director Wes Craven realiza Pesadilla En La Calle Del Infierno, obra primordial de la cinematografía terrorífica y que presentaba a uno de los personajes iconográficos del Género: Freddy Kruger, quien con su guante de cuchillas sembraba el terror en el mundo de los sueños donde era amo y señor, hoy en día Kruger sigue siendo reconocido como uno de los personajes más emblemáticos no solo del cine de terror sino de la cultura popular norteamericana en si.
Otras cintas fundamentales de los 80’s son: Aullido (Joen Dante, 1981), Poltergeist (Tobe Hooper, 1982), La Cosa (John Carpenter, 1982), La Mosca (David Cronenberg, 1986), Re-Animator (Stuart Gordon, 1985), La Serpiente Y El Arcoíris (Wes Craven, 1987) entre otras. Entrados los 90’s, la tendencia seguía hacia el cine de terror cuya manufactura resultaba gastada y tediosa, así el género llegó a vivir su segunda crisis que, no obstante, dio vida a una de las cintas más importantes de fin de siglo.
Fue el padre cinematográfico de Freddy Kruger quien en 1996 realiza Scream, cinta en la que se hace un interesante análisis del género, con una mezcla de parodia y homenaje que se ganó al público de la época y que a la fecha no ha sido superada, incluso por su creador.
En Scream se dan cita los clichés del cine de terror, sobre todo del cine Slasher, tomando como base principal el Halloween de Carpenter, y se evocan a una historia en la que lo mejor y lo peor del horror se dan cita logrando con esto un enorme éxito sobre todo entre los jóvenes.
Así, Scream abre un nuevo subgénero, el Terror Adolescente, que abundaría la siguiente década con cintas insulsas de manufactura industrializada como: Sé Lo Que Hicieron El Verano Pasado, La Maldición, Halloween 20 (H20), La Casa De Cera, Destino Final y demás cintas realizadas para causar el susto momentáneo, pero hasta ahí.
No obstante al otro lado del mundo, concretamente en Japón, se comenzaba a gestar otro tipo de cine de horror, mucho más apegado a las pesadillas perturbadas del ser humano que al simple susto, pero de este hablaremos en nuestra siguiente entrega en la que concluiremos esta breve historia del cine de terror.
Con la llegada del nuevo siglo, el cine de terror tomó nuevos rumbos, no obstante seguiría la tendencia dejada por el género durante la década anterior, sobre todo con dos cintas claves; El Proyecto De La Bruja De Blair (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999) y El Sexto Sentido (M. Night Shyamalan, 1999)
La primera era una aproximación al terror psicológico con cubierta de falso documental la segunda una exploración a lo sobrenatural con un sabor a cinta romántica sin romance y final sorpresivo que agarró desprevenido a mas de uno.
En La Bruja De Blair, los directores Myrick y Sánchez utilizan por primera vez una herramienta que hasta la fecha será una de las grandes bases para hacer de cintas pequeñas, al principio, grandes éxitos comerciales, nos referimos al Internet.
A través de este medio los creadores comenzaron a divulgar la idea de que lo que salía en la cinta era verídico, y aunque no fue así muchos de los que la vieron estaban convencidos de que todo era real y convirtió a La Bruja De Balir en la cinta más taquillera de ese año y una de las mas redituables de la historia, pues sólo costó 22 mil dólares y recaudó mas de 80 millones.
La historia de El Sexto Sentido fue diferente, Shyamalan un joven escritor Hindú-Americano cuyos antecedentes más directos eran el guión de Sturart Little, sorprendió a propios y extraños con una cinta que, si bien no era propiamente de terror, sus elementos sobrenaturales y fantasmagóricos la colocan como una cinta con ciertos aspectos aterradores.
No obstante estos dos éxitos taquilleros el género parecía seguir estancado, a excepción de uno que otro destello en la oscuridad el cine de terror hasta la fecha sigue estando en una especie de estado comatoso.
Pero no todo está mal, desde finales de los 90’s se comenzó a ver una oleada de cintas de terror de manufactura asiática, sobre todo japonesas y chinas, que con la llegada del nuevo siglo comenzaron a proliferar en los mercados occidentales y se comenzaron a escuchar nombres como Kiyoshi Kurosawa, Takashi Shimizu, Ahn Byeong-ju, Hideo Nakata o Takashi Miike.
Los asiáticos tienen una forma muy particular de ver la muerte y esas cosas que nos dan miedo, por lo que su cine resulta curioso, cuando menos, a los ojos de los occidentales, y raros, casi bizarros, por lo que sus cintas resultan verdaderos festines de horror.
El Ojo, El Aro, Una Llamada Perdida, Agua Turbia, Audition, La Maldición, en fin, cintas diferentes que dieron al género un nuevo aire y que irremediablemente han sido mutiladas por la maquinaria de Hollywood por su flojera a leer subtítulos y a Americanizar todo, por lo que la recomendación es ver las versiones originales.
En este nuevo siglo ha proliferado otro subgénero del terror, el Gore, la tendencia es mostrar gráficamente desmembramientos, destripamientos y demás “delicias” que la audiencia de hoy en día parece querer mas y mas.
Así hemos visto la pantalla mancharse de rojo en mas de una ocasión con cintas como Saw (James Wan, 2004) y que ya va por su 6ta parte y Hostal (Eli Roth, 2005) cintas en las que la violencia física y el horror encuentran una nueva amalgama para que el espectador, ávido o no de sangre, sea testigo de las atrocidades físicas más despiadadas que ha dado el cine, y aunque el Gore no es precisamente un género nuevo, si ha encontrado gracias a estas y otras cintas similares, un nuevo público, sobre todo entre los jóvenes quienes religiosamente acuden al cine a presenciar este tipo de cinematografía sangrienta.
Hoy en día, el cine de horror parece encontrarse estancado, pocas cintas de reciente manufactura se pueden considerar con la suficiente calidad para decir que son medianamente buenas, las cintas de rigor están ahí cada año para sacarnos uno que otro susto, el problema es que no se sale de ahí.
Si bien el de terror es un género que difícilmente desaparecerá, pues sigue generando ganancias a nivel mundial, el verdadero cine de horror sigue de capa caída, no obstante, como siempre, siguen existiendo las excepciones, curiosamente ahora del viejo continente, pues en Europa ha estado creciendo últimamente, sobre todo en España.
Es en este país donde se ha generado una nueva oleada de cine de terror sobre todo con directores como Jaumé Balagueró, Paco Plaza, Guillermo del Toro y el que inició todo con Los Otros (2001) Alejandro Amenábar.
Títulos como Darknes, Los Sin Nombre, El Espinazo Del Diablo, Historias Para No Dormir, El Orfanato o la recientemente reseñada en este espacio Rec, han venido a dar al cine de horror otro perfil más fresco y original que por desgracia muchas veces no llegan a las pantallas de nuestro país y, mucho menos, a las de nuestra ciudad.
El cine de terror es un género de verdadero alcance mediático, el género de culto por antonomasia que a pesar de sus altibajos siempre ha estado ahí y seguramente seguirá estando porque, como ya dijimos, el hombre es un ser curioso, al que le gusta asustarse y mientras no cambie esa condición seguirán existiendo cintas de terror.

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