lunes, 20 de abril de 2009

The Wrestler: El Luchador

No es un secreto que Hollywood ama los regresos, sobre todo cuando estos son triunfales, un claro ejemplo de esto fue el retorno glorioso de John Travolta después de mas de una década de estar sumido en el mas grade de los olvidos y que regresó con todo gracias a Tarantino y su Pulp Fiction en 1994 o el reciente caso de Robert Downey Jr y su meteoro ascenso al olimpo de las superestrellas.
Pero sin lugar a dudas uno de los mas grandes regresos de la historia de la industria cinematográfica norteamericana reciente ha sido el de Mickey Rourke gracias a su impresionante actuación en El Luchador de Darren Aronofsky (Requiem Por Un Sueño).
Rourke un actor que a mediados de los 80's fue comparado con Marlon Brando y James Dean, pero dado su carácter problemático y explosivo cayó en las profundidades del olvido y la indiferencia de la industria que una vez lo alabó, y es que cuando Hollywood castiga lo hace con mano dura, pero de la misma manera sabe perdonar y olvidar para darle su lugar a los redimidos que, como Rourke, retornan llenos de gloria y con la frente en alto.
En El Luchador (The Wrestler) el actor nacido en Schenectady, Nueva York en 1956 interpreta a Randy “The Ram” Robinson un olvidado y maltratado ex estrella de la lucha libre que vive de sus recuerdos rotos dando funciones en escenarios de ligas menores y manteniéndose económicamente con un trabajo de supermercado, sueldo que no le alcanza ni para pagar la renta.
En ese punto de su vida, a veinte años de sus viejas glorias, es en el que Randy busca la redención, en un mundo infame que, como la vida real, le negará la segunda oportunidad, y es que el peso de sus errores lo perseguirá a todos lados, excepto sobre el cuadrilátero lugar en el que este hombre encuentra la plenitud existencial.
Filmada con cámara en mano, la vida de este personaje se asoma a las pantallas de manera cruda, sanguinaria, casi como un vía crucis hacia el fondo del agujero mas profundo de la vida, lo que le confiere al espectador un profundo apego emocional a este luchador, de tal forma que ver esta película se convierte en una verdadera pelea de lucha libre a dos de tres caídas y sin limite de tiempo pero en la que, el que se anime a enfrentarla, encontrará un mensaje emocional casi olvidado: La vida, aunque a veces brutal, es grandiosa.
Fuera de toda analogía, El Luchador es una cinta sobre la vergüenza, la soledad y la crueldad de existencia, sobre el pago de nuestras fallas y la perdida de lo material, pero también sobre la honestidad, el honor y ante todo el amor a uno mismo, sea cual sea la situación en la cual se esté.
La cinta en si es de una sencillez redundante, casi elemental, pero llena de mecanismos atípicos dentro de este tipo de producciones, aquí no hay momentos reflexivos ni cursis, aquí las lagrimas duelen como ácido y se nota la dedicación que tanto su equipo técnico como interpretativo tuvieron al momento de llevarla a la pantalla.
El Luchador es una cinta que duele (jamás volverás a ver las navajas de afeitar como hasta ahora luego de verla) e incluye algunas de las escenas mas salvajes y sangrientas de los últimos años (tenedores en la cara, grapas en el pecho, entre otras delicias forman parte del encuadre) pero superado esto seremos testigos de la forma tan respetuosa y digna con la que se muestra este submundo al cual somos invitados de manera cordial, como abrazos y muestras de afecto sinceros entre los luchadores antes y después de cada enfrentamiento y guerreros del pancracio que se ganan su sueldo de manera honrada y sin una queja de por medio.
Aquí la cosa no es tan sencilla, se necesita tener cierta maduración emocional para entenderla del todo y no mirarla como una simple película de Luchas que aparentemente es, pues cada fotograma, cada movimiento de cámara, cada gesto y situación de sus personajes tiene una resonancia aún mas grande de la que, incluso, ellos mismos pueden comprender.
Rourke como Randy es perfecto, Porque Randy es un personaje en el que el propio Rourke se refleja, y se nota a la hora de abordarlo con total honestidad y respeto, es un ser desgarrado y lleno de cicatrices (nuevas y viejas) por dentro y por fuera que aun en las circunstancias mas adversas jamás perderá la sonrisa ni la dignidad, es una lucha interna que se manifiesta en un rostro lleno de heridas de guerra, esas que por lo general nos negamos a mirar cuando nos las topamos en la calle en esos desconocidos que deambulan por el mundo, Rourke le confiere a este personaje todo y por eso es recompensado con la admiración de una industria que hace casi veinte años, como al personaje de la cinta, le dio la espalda.
Para finalizar diremos que El Luchador no es la mejor cinta deportiva de la historia, ni siquiera es una película deportiva, no es Rocky ganando ante toda adversidad, es simplemente una de las mejores cintas del año y merece estar, desde ya, dentro de la lista de los raros casos de los clásicos instantáneos.

WATCHMEN

Es muy difícil encontrar dentro del mundo de los cómics trabajos que realmente sean de impacto sociocultural y con una gran carga artística, es decir que su finalidad vaya más allá de ser un simple negocio.
Pocos son los autores con verdadera profesión de artistas que utilizan las viñetas para transmitir ideas y conceptos que de otra manera simplemente no llegarían al número de personas que llegan a través de este medio, Frank Miller, creador de cómics como Sin City o la recién llevada al cine 300, es uno de estos autores que no tienen miedo a expresar sus ideas en dibujos, el otro digno de mención es el inglés Alan Moore.
Moore, a través de su obra, ha plasmado sus ideas de una manera que podría denominarse radical, sus historias son simples pretextos para desmembrar el lado mas oscuro del ser humano, obras como From Hell y V De Venganza (ambas ya trasladadas al cine y de cuyas adaptaciones cinematográficas siempre ha renegado) diseccionan al hombre como pocos en cualquier rama artística.
A mediados de los 80’s y con la ayuda del dibujante Dave Gibbons, realiza la que es considerada su obra maestra, Wartchmen (Los Vigilantes) en esta obra, Moore confronta referencias a los cómics de la época dorada, la paranoia del holocausto nuclear y una marcada tendencia anarquista, todo enmarcado en un mundo preapocalíptico.
En Watchman los personajes son tan importantes como la carga argumental que tiene dada la densidad de su historia, no se trata pues de simples superhéroes que buscan salvar a la humanidad de invasiones extraterrestres o locos que quieren dominar al mundo, en esta obra Moore utiliza el pretexto del superhombre para mostrar la brutalidad de la raza humana, pues al final la única pregunta que queda en el aire es: ¿Qué tan válido es matar a gente inocente con tal de salvar a la humanidad?
En este sentido Los Vigilantes sobresale como obra conceptual y a la vez como pieza importante de nuestra cultura, incluso hoy a 25 años de su publicación sigue causando gran impacto a quien se acerca a ella por primera vez y continúa siendo referencia obligada a dibujantes y escritores. Con una obra de este calibre, no es de extrañar que desde su concepción se haya pensado llevar al cine, primero fue Terry Gilliam (12 Monos, Brazil) y luego Darren Aronofsky (Réquiem Por Un Sueño) pero fuel Zack Snyder el que ganó la contienda por llevar a la pantalla la obra de Alan Moore, Snyder fue el responsable, hace un par de años, de llevar a la pantalla la obra de otro autor de cómics legendario, nos referimos a la sensacional 300 (2007) de Frank Miller, por lo que no es rara la decisión de dejar en las manos de este director la tarea de sacar adelante un proyecto de este tamaño, y es que este joven director ha demostrado que es un verdadero artesano, y por tanto su trabajo sería el de interpretar cinematográficamente las imágenes del cómic a la pantalla, cosa que, ya demostró, hace muy bien.
La historia de Los Vigilantes está ubicada en 1985, en un mundo paralelo en el que Richard Nixon sigue siendo el presidente de los Estados Unidos (por cuarta vez desde 1969) y comienza con el asesinato de “El Comediante” un enmascarado que iremos conociendo a partir de la investigación de este crimen por parte de Rorchach, un justiciero enmascarado, desatando una serie de eventos que llevarán al espectador a un viaje en el que nada es lo que parece.
Sin embargo, como ya mencionamos, la historia de estos Vigilantes con sus capuchas, mallas, armas, vehículos y demás son un simple pretexto para adentrarnos en un concepto mas retorcido, oscuro si se quiere, acerca de la humanidad y su lugar en el planeta, porque no hay duda de que el ser humano se cree dueño de este mundo, y eso lo ha llevado a su perdición (según Moore) por lo que el concepto del hombre vigilado por el hombre es un punto medular en la historia de los Watchmen, ya que al fin y al cabo se tratan de superhéroes sin superpoderes, hombres comunes y corrientes que sin sus disfraces sencillamente no funcionan.
Lo curioso es que el único personaje (Dr. Manhattan) que cuenta con poderes es el mas alejando de tener algún tipo de conciencia compasiva, es un personaje completamente atípico dentro del universo del cómic, pues carece de total humanidad, este ser ve a los humanos como hormigas, como seres inferiores a pesar de que el mismo alguna vez fue uno de ellos.
Cinematográficamente lo que Zack Snyder ha hecho con el legado de Alan Moore se puede describir con una sola palabra: Espectacular, y es que la cinta tiene de todo, es una sátira, es un llamado a la humanidad, es un drama y un cómic en movimiento, tiene acción, suspenso, conciencia y cierta banalidad que la hace un deleite, es divertida y nos hace reflexionar, es en si una gran película que no debes perderte, no importa si eres fan o no de la serie, al fin la cinta habla por si misma, por eso te invito a ver Los Vigilantes, no es una cinta para niños, tampoco es sencilla y su mensaje va mas allá de lo que parece, pero pasarás dos horas y media viendo una de las mejores películas basadas en una historieta que se han hecho jamás.

Quentin Tarantino A Prueba De Muerte

Nacido en 1963 en Knoxville, Tennesse, Quentin Tarantino es, a sus 45 años de edad, uno de los cineastas más influyentes y visionarios de las últimas dos décadas, su estilo Tarantinesco, vaya la redundancia, es ya una institución en prácticamente todos los lugares en los que sus cintas han sido visionadas.
Tarantino no entró al mundo del cine por casualidad, según sus propias palabras su amor por el séptimo arte nación desde la infancia, cuando su madre lo metía al cine donde trabajaba y lo sentaba en una butaca, no importando el género o la clasificación de las cintas exhibidas.
En su adolescencia Quentin comenzó a trabajar en distinto empleos que no lo satisfacían mientras comenzaba a escribir distintos guiones cinematográficos que nunca se convirtieron en realidad, hasta que tuvo la oportunidad de que uno de esos guiones fuera leído por el actor Harvey Keithel quien consiguió a Tarantino el dinero suficiente para hacer Reservoir Dogs (1992), en esta cinta Tarantino comienza a mostrar destellos de su particular estilo, que hasta la fecha sigue intacto, mostrando cosas sin ningún tipo de tapujos, violencia tanto verbal como física que a mas de uno agarró desprevenidos.
Sus siguientes trabajos en cuanto a guiones cinematográficos vienen en dos cintas de un éxito absoluto: True Romance (1993) dirigida por Tony Scott y Natural Born Killers (Asesinos Por Naturaleza, 1994) realizada por el director del momento, Oliver Stone.
Estos dos logros permiten a Tarantino hacer el que sería considerado el filme definitorio de la década de los 90’s, Pulp Fiction (1994), utilizando elementos técnicos-narrativos, Quentin mezcla en esta películas piezas de la cultura pop con los de su propia visión, dando como resultados un filme clave en cuanto a utilizar el cine como una pieza de arte.
Madurando su estilo Tarantino llega al nuevo siglo con un nuevo concepto, mezcla de cine de artes marciales, spaghetti Western, cine serie B, Bolxtation y explotation (luego les explico los conceptos) y cuanta cosa se le ocurra y lo titula simplemente Kill Bill y lo único que hace con esto es elevar su estatus de genio.
Aunque tiene sus detractores, Tarantino ha sabido manejar su carrera sin perder de vista precisamente esa visión artística que hoy en día sigue causando admiración entre los que seguimos su obra, llena de referencias culturales y contraculturales de la cual surgen personajes y situaciones kitsch con suficiente fuerza para romper esquemas y herir susceptibilidades.
No obstante todo lo anterior, el propio director no se siente maestro o creador de mitos, simplemente un cineasta que, a diferencia de muchos otros dedicados al cine, si tiene conocimientos cinematográficos de gran valor, según se dice Tarantino es toda una enciclopedia viviente de cine, un cerebro cinematográfico comparable a la del otro maestro, Martin Scoresese.
La visión de ambos directores es equiparable en el sentido de su amor por el séptimo arte, además de otras cosas como la exposición a veces exagerada, según dicen los puristas, hacia la violencia y a cierto tratamiento de personajes.
Y es que hace poco fuimos testigos de otro logro de Tarantino, al visionar su última cinta hasta la fecha (pues Inglorious Bastard no saldrá hasta el año que viene) me refiero a Death Proof (Prueba De Muerte)
Death Proof es parte de la doble programación que Tarantino realizó con el Texano Robert Rodríguez en un concepto llamado Grindhouse, haciendo referencia a las dobles funciones cinematográficas en la época en la que los cines eran grandes almacenes con butacas y por lo general con películas de dudosa calidad y series B.
Mientras que en la función de Rodrigues, titulada Planet Terror el tema son las películas serie B de zombies, en Death Proofen Tarantino hace un interesante revisión de un subgénero perdido, el Chase Movie, es decir, películas de persecuciones, populares sobre todo en la década de los 70’s y principio de los 80’s, y cuyas historias a veces desmeritaban a favor de la acción desmedida, desnudos, violencia, etcétera, no obstante el tratamiento que da el director a este género es de tal estilo que regenera por completo el concepto.
La película está claramente dividida en dos partes, la primera es una historia sencilla y cuenta las vicisitudes de Stuntman Mike (Doble de riesgo Mike) un misterioso tipo con un gran auto que pronto muestra un lado perverso y psicópata con un grupo de jovencitas, la segunda parte nos enseña de forma literal esos dichos que rezan: “una probada de su propia medicina” y “encontrarse con la horma de su zapato”
Todo esto complementa lo que es el plato fuerte de la cinta, sus últimos 15 minutos donde seremos testigos de una de las persecuciones más divertidas y adrenalìnicas que hemos presenciado, entonces si, hay que abrocharse los cinturones porque sentiremos pura emoción, esa que se siente cuando uno ve una cinta donde todo puede suceder y el girl power es el mandamás, porque en las cintas de Tarantino las mujeres mandan, si no me creen pregúntele a Bill.