viernes, 12 de junio de 2009

Cuando se habla de secuelas es muy difícil ser completamente imparcial y no comparar estas segundas partes con las primeras, y es que rara vez una primera parte es superada por la que le sigue, haciendo esto mas que real la frase “nunca segundas partes fueron buenas”

Pero ha habido excepciones, que en realidad son pocas, como el caso de El Padrino 2 (1974), la única secuela que ha ganado el Oscar a mejor película o El Imperio Contraataca (1980), evidentemente mucho mejor que su primera parte La Guerra de las Galaxias (1977)

Algo así sucede con Ángeles y Demonios, precuela literaria de la famosísima Código DaVinci, pero secuela de la adaptación cinematográfica del 2006 de la novela de Dan Brown, para no hacernos bolas, mientras Ángeles y Demonios se escribió antes del Código DaVinci, en el cine es la segunda novela de su autor llevada a la pantalla grande, lo que la convierte en una precuela-secuela bastante interesante.

La cinta fue realizada por el mismo equipo técnico que colaboró en el Código DaVinci y su protagonista principal, Tom Hanks, repite como Robert Langdon, Encriptólogo y Simbologísta que, por obra y gracia del destino, siempre se enreda en conspiraciones y peligros de los que sale airoso gracias a su mente prodigiosa y un poco de suerte.

Ya viendo la cinta en la pantalla la cuestión es: ¿Ángeles y Demonios es mejor película que El Código DaVinci?, la respuesta es sencilla: Si, por mucho, aunque le falta mucho para ser una película perfecta, cumple con su cometido, el mismo en el que El Código DaVinci irremediablemente fallaba; entretener.

Pese a su irreverencia ante temas espinosos que ponían a la Iglesia Católica muy mal parada, el principal “pecado” del Código DaVinci era el ser demasiado teatral, con muchos diálogos de sobra y poca acción, situaciones que la volvía una cinta un tanto lenta y aburrida.

En esta ocasión el director Ron Howard, responsable de ambas cintas, decidió ponerse las pilas y entregarnos una cinta más amena, trepidante y con mucho ritmo, lo que no ha de haber sido difícil pues la novela en la que se basa tiene precisamente esos elementos.

En esta ocasión la historia nos sitúa en Roma y en el interior del Vaticano, ciudades ambivalentes en el que se mezclan el pasado y lo moderno, justo después de la muerte del Santo Papa y poco antes de que sea electo el nuevo Pontífice, en este lugar y en este momento un grupo que se hace llamar los illuminati (enemigos acérrimos de la Iglesia Católica desde hace siglos) deciden secuestrar a los 4 cardenales favoritos para ocupar la Sede Papal al tiempo que plantan una bomba (de Antimateria) en algún lugar del Vaticano.

Aquí es cuando entra en escena Langdon que, como experto en códigos y símbolos, debe ayudar a las investigaciones antes de que estos Cardenales pierdan la vida y el Vaticano explote en mil pedazos.

En realidad no se puede decir mucho de la historia pues lo curioso de la cinta es que cada una de las acciones realizadas por los personajes es de vital importancia para ir descubriendo los secretos y las intrigas que rodean a estos actos criminales, hasta llegar explosivo final en el que el espectador realmente es sorprendido con un ingenioso giro de tuercas.

En Ángeles y Demonios la palabra clave es: Trepidante, pues al ser una historia en la que todo sucede a contra reloj la cosa se pone difícil para el protagonista que en cada esquina descubre secretos y peligros de los que tiene que salir usando solo su inteligencia.

Pero la diferencia entre Ángeles y Demonios y el Código DaVinci es mas de fondo que de forma, pues mientras en el Código utiliza ciertos lineamientos en los que se trataba de descubrir la verdad sobre la Iglesia Católica y su guerra con los que durante siglos han querido sacar a la luz el hecho de que el Cristianismo está fundado sobre un sinnúmero de mentiras, en Ángeles y Demonios la Iglesia recibe un tratamiento más digno sobre sus cimientos y sus líderes.

En esta historia Dan Brown, autor literario, se interesa mas sobre la parte humana del Catolicismo, una de las religiones mas populares del planeta, al tiempo que nos habla sobre sus leyes internas y, mas fascinante aun, detalla de manera fidedigna algunas de los ritos milenarios que se llevan a cabo luego de la muerte del Pontífice, los tejemanejes dentro de la elección del nuevo Papa y nos muestra el interior del Vaticano, una de las ciudades más ricas en cultura e historia del mundo.

Todo esto es aprovechado por Ron Howard que llena su cinta con la belleza de una ciudad tan vibrante como Roma, la parte “oculta” del Vaticano, la pomposidad de los ritos mencionados y contrastándolo todo con el horror de los asesinatos cometidos en pos de destruir a la Iglesia y la investigación para detener la bomba.

Otra de las cosas sobresalientes de Ángeles y Demonios es su elenco, a diferencia de El Código DaVinci en donde algunos de los personajes parecían más una caricatura (como el caso del villano Silas, que daba mas risa que miedo) en Ángeles y Demonios tenemos la presencia de grandes actuaciones sin ser precisamente rostros muy conocidos, sobresaliendo Edwan McGregor, actor de origen escocés que delinea finamente al padre Camerlengo, brazo derecho del Pontífice fallecido y que durante la trama es la máxima autoridad en el Vaticano.

Al final Ángeles y Demonios resulta una cinta entretenida y mucho mejor, cinematográficamente hablando, que el Código DaVinci (eso queda claro) pero también es una cinta vibrante que pese a su duración (2 horas 20 minutos) nos mantiene al borde del asiento gracias a una soberbia ejecución de tiempo y ritmo, una de las cintas más interesantes de la temporada y que puede verse con la completa seguridad de que la Iglesia Católica, esta vez, si es tratada dignamente, que sus funciones van mas allá de una simple institución y que, en tiempos tan difíciles como los actuales, sirve de aliento a millones de personas en el orbe.

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