viernes, 12 de junio de 2009

La Mirada De Serigio Leone

La escena se abre mostrando un paisaje agreste y desértico, el sonido del viento y un coyote lejano es lo único que se escucha, de pronto la pantalla es invadida por un rostro lleno de arrugas y cicatrices, y su barba de varios días indica que no ha dormido muy bien.

Esa es la esencia de una de las miradas cinematográficas más importantes de la segunda mitad del siglo XX, nos referimos a la de Sergio Leone.

Nacido a la par con la industria del cine italiano, Leone, se formó a través de este con el elemento más importante que un cineasta de gran calibre debe tener: Trabajo duro, pues realizó desde niño (gracias a su padre, que se dedicaba también al cine) todos y cada unos de los puestos que existían en la industria cinematográfica Italiana de su época.

Trabajó a las órdenes de grandes cineastas como Vittorio De Sica que en 1948 filma Ladrón de Bicicletas, cinta emblemática del movimiento neorrealista Italiano. Luego de Leone vivó el boom del cine Italiano gracias a la invasión por parte de Hollywood para rodar en sus tierras, así, participó en la realización de cintas como Quo Vadis (1951) o Ben-Hur (1959) (incluso se dice que la famosa escena de la carrera de cuadrigas fue realizada por el director Romano) donde aprendió la técnica Norteamericana.

En 1960 dirige su primer película (oficialmente) se trataba de El Coloso de Rodas que no fue muy bien recibida por la crítica de su época, no obstante su peculiar visión lo llevan a enfocar todos sus esfuerzos en la realización de Por Un Puñado De Dólares adaptación de Jojimbo del japonés Akira Kurosawa.

Lejos de la rimbombancia del cine Hollywoodense, pero sin dejar de ser receloso con su trabajo, Leone tomó fuerza gracias a esa admirable visión combatiente que supo explotar al máximo, su estilo, agudo y cínico, le abrió las puertas de una industria que luego lo traicionaría.

No invento el Spaghetti-Western pero si le dio algo que muy pocos cineastas logran en sus carrera con algún género: Personalidad, y eso es poco decir, pues este geniecillo Italiano logró, con solo 3 películas, el respeto y la admiración de un público que ya por esas fechas pedían cosas nuevas y frescas.

Ya desde la mencionado Por Un Puñado De Dólares, Leone sembraba las reglas del juego: grandes paisajes desérticos que contrastaban con enormes acercamientos a las caras curtidas de sus personajes, una edición vertiginosa, diálogos consistentes, el alargamiento casi desmedido del suspenso para dar un estallido rápido y viceral a la violencia (mientras que otros cineastas de la época como Sam Peckimpah exhibían la violencia en cámara lenta Leone hacia todo lo contrario) y la peculiar música de Morricone fueron solo algunos de los elementos de su peculiar estilo, mil veces imitado pero muy pocas superado.

Leone tomó al mundo por sorpresa con una cinta vertiginosa que, no obstante sus defectos, sigue siendo considerada una verdadera proeza, a su lado conformó un equipo que lo seguiría para el resto de su carrera: el músico Ennio Morricone, el productor Alberto Grimaldi y la dupla Eugenio Alabasio y Giorgio Serraloga en la edición.

Todos ellos contribuyeron a llevar a la pantalla la visión de un realizador de la altura de Leone el cual confió el papel principal a Clint Eastwood, quien resultó uno de los más beneficiados con su trabajo al lado del director italiano, Eastwood ya estaba cansado de los papeles sin sustancia que Hollywood le ofrecía y no dudó en aceptar el ofrecimiento de Leone, de ahí en adelante esta dupla llevarían a la pantalla tres obras magistrales e impredecibles del Western: Por un Puñado de Dólares (1964), Por unos Dólares Más (1965) y El Bueno el Malo y el Feo (1966), las tres con gran éxito tanto de crítica como de taquilla.

En 1967 Leone ya tenía listo el guión de su siguiente obra Érase Una Vez en América la cual trataría una de sus obsesiones: La historia de la mafia en América, pero no obstante su éxito, no encontró el financiamiento adecuado, por fin la Paramount le ofreció un trato, Leone debía filmar una cinta mas del género de vaqueros y esta casa productora le bonificaría el dinero para su proyecto de gangsters.

Leone se enfrascó entonces a Érase Una Vez en el Oeste, la cinta tenía un elenco de primera, iniciando con Claudia Cardinale (la primera y única vez en la que Leone le dio un papel principal a una mujer) Charles Bronson, Henry Fonda y Jason Robards.

Estrenada en 1968, la cinta supuso una mirada retrospectiva y aguda sobre el Western, en ella Leone sembró, como en ninguna otra película realizada por el, todos sus conocimientos sobre el género, creando así una de las primeras películas Homenaje a algún género, pero la realización de esta cinta resultó todo un suplicio para el director que, agotado, no pudo hacer nada para evitar que su obra fuera mutilada en la sala de edición por la casa productora.

El cineasta se sintió traicionado y rechazó cualquier otro tipo de participación con Paramount, incluso a sabiendas que su sueño de realizar Érase Una Vez en América sería aun mas difícil, y lo fue, pues tendrían que pasar 16 años para llevar a la pantalla su visión del mundo de la mafia, misma que también resultó menospreciada por la gente de su época.

Leone murió prematuramente el 30 de abril de 1989, tenía 60 años y cerca de 50 de dedicarse al cine, su partida (como suele suceder con los genios incomprendidos) no hizo mas que elevarlo al olimpo de los genios cinematográficos gracias a los jóvenes amantes del cine (me cuento entre ellos) que han ido descubriendo su obra, muchas veces menospreciada, y que hoy es objeto de veneración y respeto.

Sus cualidades están ligadas a la parte sentimental del cine, esa que deja huellas imborrables en la memoria de quienes las aprecian, son imágenes, sonidos, diálogos y secuencias que imperan en los sentimientos del cinéfilo recalcitrante, como el propio Sergio Leone, que un día descubre que la vida es mas que cine, pero sin cine la vida no seria la misma.

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