Harry Houndini es una da las figuras mas emblemáticas del espectáculo de la historia, escapista, mago, percepcionista extrasensorial, en fin, todo un showman y personaje excéntrico envuelto siempre en un aura de misterio, Houndini supo entretener a un público que, aprovechándose de su inocencia, eran asombrados cada vez que pisaba la escena.
Por eso no es de extrañar que a la fecha se hayan filmado un sinnúmero de películas alrededor de esta persona, una de las últimas es la producción anglo-australiana El Gran Houndini (Death Defying Acts, algo así como Actos Que Desafían A La Muerte) estrenada en México el mes de Octubre y como ya viene siendo costumbre puesta recientemente en la cartelera Navojoense, cosa que no comprendemos al igual que el retraso del estreno de cintas como El Curioso Caso De Benjamín Button entre otras, que llegan primero al estreno en DVD que al cine de la localidad, pero dejemos las quejas a un lado y hablemos del tema en cuestión.
El Gran Houndini viene de la tradición de cintas que utilizan una figura mítica y se centran más en la leyenda alrededor del personaje que en la realidad, tal es el caso de películas como Los Hermanos Grima (Terry Gillam, 2005) y que pueden o no funcionar.
En el caso de El Gran Houndini podemos decir que hay un empate entre lo bueno y lo malo, y eso a veces es negativo para una cinta, pues el pasar sin pena ni gloria no deja nada en su paso por las salas, tan solo una hora y media de ver una cinta entretenida, pero sin trascendencia, es la sensación que esta película deja.
Pudiendo hacer una cinta memorable con los recursos con que disponía la directora, Gillian Armstrong demuestra que aún le faltan tablas para enfrentar retos tan complejos como es el caso, y es que sin ser una mala película a El Gran Houndini le falta eso, grandeza, pues la figura de este mítico personaje es tan rica, compleja y oscura que la cosa pudo haber sido mejor.
Pero en lugar de retratar el lado misterioso y enigmático del personaje, Armstrong opta por tomar una vía más romántica y melodramática, restándole fuerza a los personajes, a la historia y tratando de reforzarla con un improbable romance entre Houndini (Guy Pearce) y la supuesta médium Mary McGarvie (Catherine Zeta-Jones) de la cual este se enamora irremediablemente.
En medio de este amor están otros dos personajes que, curiosamente, resultan más atractivos que la pareja principal, la hija de Mary, Benjuí (Salirse Ronan) y el representante del mago, Mr. Sugarman (Timothy Spall) quienes crean una peculiar alianza para evitar el romance entre el escapista y la médium.
A veces lenta, El Gran Hundini trastoca temas interesantes sin penetrarlos de lleno, el amor, la muerte y los fenómenos paranormales son los principales, pero lo peor de la cinta es la poca química entre los actores, sobre todo entre Pearse y Zeta-Jones quienes se sienten acartonados y poco compenetrados en sus papeles, lo mismo pasa entre la actriz Galesa y la hija de ella en la película, relaciones que no llegan a despegar y que por desgracia no trastocan al espectador, uno simplemente no las cree y eso desmerita mucho una cinta que en otras circunstancias hubiera sido genial.
A esta mala elección de casting se le suma la ambigüedad del tema tratado y ciertas vueltas de tuerca, hacia el final de la cinta, que poco o casi nada pueden levantar una cinta que se desmorona ante nuestros ojos.
Pero viendo el lado positivo, El Gran Houndini es una interesante visión al mundo de principios de siglo, aquel en el que la inocencia del ser humano lo llevaban, en esa época, a admirar a personas que superaban con mucho la imaginación humana, con espectáculos en vivo y personalidades misteriosas que maravillaban a las personas, tal es el caso de Harry Houndini, una de las primeras Superestrellas de la historia.
Además la cinta retrata una de las ciudades más enigmáticas del orbe, la misteriosa y sombría Edimburgo, Escocia, llena de lugares oscuros y nebulosos, pasadizos y callejones que invitan a lo sobrenatural, estas calles fueron la inspiración para la creación de obras inmortales como Dr. Jeckyll Y Mr. Hyde, la ciudad fue recreada en Australia con gran precisión y eso se nota en la pantalla al igual que el cuidado diseño de producción en el cual se muestran, de manera muy detallada, ciertos aspectos decorativos de la época retratada, siendo el más interesante el de la catedral, donde ocurren las mejores escenas del filme.
En suma una película interesante que, no obstante, no se toma en serio por el hecho de ser evidentemente una cinta para entretener y contarnos una historia romántica con cierto aire sobrenatural que llena las expectativas pero no las sobrepasa, especial para verla acompañado(a) por tu pareja o amigo(a) especial.
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