viernes, 20 de febrero de 2009

Operación Valkiria

La segunda guerra mundial ha atraído durante más de medio siglo la imaginación de los autores literarios y cinematográficos del orbe para realizar obras, algunas de manera prodigiosa otras no tanto, que cuentan las aventuras y desventuras de las personas implicadas en los hechos históricos.
A veces ficticias, a veces reales y, en la mayoría de los casos, una mezcla de ambas, las películas de la 2ª guerra mundial siguen generando expectación en el público incluso en últimas fechas, cuando ha surgido una tendencia en mostrar al bando vencido, en otras palabras los Nazis, en un afán de, en apariencia, reivindicar a este pueblo con la historia.
El principal motor para enseñar este lado puede ser el hecho de querer mostrar su total perdón hacia el pueblo germano por las atrocidades cometidas durante este período y enseñarnos que, en este bando, hubo gente que fue capaz de hacer sacrificios y actos heroicos dignos de contarse.
Así desde La Lista De Schildren (Steven Spielberg,1993) hasta El Pianista (Roman Polanski, 2002) pasando por La Caída (Oliver Hirschbiegel, 2004) que contaba los últimos días de Adolfo Hitler de manera inmisericorde y sin maquillajes, nos han mostrado el lado “humano” de los considerados durante muchos tiempo, los villanos de la historia.
En Operación Valkiria, el director Brian Singer nos presenta la historia de Claus Von Stauffenberg un coronel Nazi recalcitrante que nunca estuvo de acuerdo con los ideales del partido que llevó a Alemania a pelear contra el mundo, hecho que incluso lo puso al frente mas difícil de esta guerra, el norte de África, cuando este hombre de honor se entera del genocidio perpetrado por sus congéneres en Europa estalla en cólera, pero antes de hacer nada un ataque le cambiará la vida.
Luego de sufrir heridas de consideración y de perder un ojo, una mano y parte de la otra, resurge para formar parte de uno de los planes mas descabellados y a la vez valientes que ningún alemán de esa época hizo jamás, la destitución vía derrocamiento de los cabecillas del partido Nazi, con el asesinato de Hitler en la cabeza de esta lista.
Las cosas parecen ir hacia el lugar indicado pero, como la historia nos recuerda, no salieron nada bien. Contada a través de imágenes impresionantes la película evoca, indiscutiblemente, clásicos cinematográficos del ayer y cintas contemporáneas que tratan el tema, superficial o profundamente, pero no deja de haber una cierta inquietud de que lo que vemos es completamente artificial.
Y es que en Operación Valkiria el director no puede, o tal vez no quiere, dar uniformidad a una historia interesante que con un poco de empeño hubiera resultado mas profunda y no tan redundante como se ve en pantalla, pues no se explica bien a bien las razones que tuvieron estas personas para llevar a cabo el sacrificio que realizaron, es como si simplemente estuvieran en desacuerdo o enojadas, algo mas cercano a una rabieta infantil que a un ideal al cual seguir, y eso le quita fuerza a esta cinta que termina siendo sólo un ejercicio de entretenimiento que, eso si, está muy bien realizado y mantiene al espectador literalmente el borde del asiento.
El otro problema de la cinta es su propia estrella, Tom Cruise, quien al parecer la baja en sus últimos trabajaos tanto en taquilla como en crítica has repercutido en su trabajo, y es que la estrella de películas como Jerry McGuire (Cameron Crowe, 1996) o Misión Imposible (Brian De Palma, 1996) no ha tenido un éxito de taquilla desde el 2005 con La Guerra De Los Mundos (Steven Spielberg) agregando a esto las interminables rabietas públicas que ha tenido y que, al parecer, ya cansaron incluso a sus fans mas acérrimos.
En Operación Valkiria Cruise tenía un doble reto, dar vida a un personaje enigmático y poco conocido en occidente con soltura y gallardía y sostener por si solo una película que, de otra manera, hubiera sido incluso de poco atractivo para el público ordinario y, por desgracia, no logra ni uno solo de los dos cometidos.
Cruise no logra darle uniformidad al personaje y, por consiguiente, solo lo acartona y lo vuelve gris, cosa que es una desgracia pues una de las razones mas importantes de ver esta cinta es, precisamente, la humanización de los personajes y sus motivaciones.
Tal ves el problema viene de raíz, cuando sus guionistas, a modo de no tener nada mejor que hacer para atraer a una audiencia acostumbrada a explosiones y escenas de alto riesgo, llenan la pantalla precisamente de eso en un afán por cautivar a los jóvenes ávidos de videojuegos y películas trepidantes que resultan aún mas dolorosas cuando uno está conciente de que, detrás de la cámara, está uno de los directores, en mi muy particular punto de vista, más originales e interesantes de las últimas décadas.
Brian Singer nos cautivó en los 90’s con sus Sospechosos Inusuales y luego se dio a la tarea de “humanizar” a los superhéroes con las espectaculares X Men 1 y 2, así como elaborar el gran retorno de Superman en el 2005, ahora el director parece haber perdido el rumbo realizando una película artificiosa que no logra despegar del todo.
No todo en Operación Valkiria está mal, pero la historia daba para hacer una película mas interesante, con un acercamiento mas profundo de las motivaciones de sus protagonistas reales, algo mas maduro y adulto que no dejara de ser entretenido y arriesgado, todo esto nos es cambiando por una cinta realizada con lo último en tecnología, tan bien hecha que uno se cree estar viendo un pedazo de historia, pero que no evoca otra cosa que sólo el haber presenciado un espectáculo audiovisual de primera, pero sin sustancia.

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